21 de Noviembre de 2016

Dicen que los bailes de máscaras o mascaradas pasaron de moda hacia mediados del siglo pasado, aunque en Venecia siguen renaciendo con la llegada de su célebre carnevale.

Me llama la atención, no obstante, que en los últimos años se haya vuelto muy popular el tildar a las personas de 'falsas' con una facilidad francamente pasmosa. Acusamos al resto del mundo de mostrar diferentes caras y nunca la verdadera, de vivir en la mentira y nunca revelar la verdad. Me resulta curioso porque, sinceramente, considero que todos, TODOS, padecemos el Síndrome del Poliedro: absolutamente todos mostramos una cara diferente en función de nuestros intereses, persigamos el objetivo que persigamos (trabajo, sexo, aceptación, vanagloria, etc.). 

Fácil es ver la paja en el ojo ajeno, sí, pero ¿y la viga en el propio? ¿Acaso no lo hacemos nosotros mismos? ¿Sabemos realmente cuál es nuestro verdadero yo y cuáles son los yoes impostados? Aún más, ¿existe el verdadero yo (el verdadero Alejandro, por ejemplo) o nuestras múltiples facetas han acabado enterrándolo en el olvido? ¿Se nos habrá olvidado cómo somos realmente? ¿Lo hemos sabido alguna vez?

La pregunta, por tanto, no debería ser por qué hay tanta falsedad en el mundo, sino si aún queda alguien que sea capaz de mostrar su verdadera faceta, su verdadera raison d'être.

¿Qué máscara decíamos que tocaba ponerse hoy?

Alexander St. James

El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Y mañana será otro día...